
Cayó la tercera. Una más. Y ya
van tres. Unas cuantas veces más para deleitarnos con ella, para dotar de más
elegancia esos braceos, más carácter a las pasadas, intención a las miradas, osadía a las caderas
y, como no, alegría a las almas.
Estamos muy
cerca, en el umbral. Son excelentes bailarinas, van como centellas y, no lo
dudéis, lo conseguirán.
¡La tercera ya
es historia!
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